“Dando tiempo al
tiempo, todas las cosas del universo
acabarán encajando unas en las otras”
acabarán encajando unas en las otras”
José Saramago
Con motivo de mi nombramiento en julio del 2008 como rector de la
Universidad de San Buenaventura Cali, un amigo que sabe cuánto me gustan los
buenos libros me regaló El viaje del
elefante, de José Saramago. Fue una lectura entretenida y sugestiva.
El relato, ambientado en el siglo XVI, narra la historia del viaje de un
elefante asiático por media Europa, como regalo del rey Juan III de Portugal a
su primo Maximiliano, archiduque de Austria. El traslado, a pesar de haber sido
encargado a un excelente grupo de caballeros, resultó ser un remiendo de
soluciones sobre la marcha que hacían más difícil la tarea y ponían en riesgo
la misión. Al final, hizo falta un plan que definiera las estrategias adecuadas
para alcanzar el objetivo: llegar a Viena.
Días después en una reunión con los directivos de la Universidad les
sugerí que leyeran el libro del Nobel portugués, y de paso, les advertí que se
trataba del más grande monumento a la
improvisación. Insistí, además, en que algo así no podía sucedernos en la conducción de la Universidad.
La lectura del libro dejó diferentes impresiones. Por fortuna, muchas de
estas coincidieron en cuanto a qué era lo que debíamos hacer para elaborar un Plan
de Desarrollo Institucional que se convirtiera en la hoja de ruta que
permitiera cumplir la visión 2017, tal como aparece en nuestro Proyecto
Educativo Bonaventuriano.
Si consideramos estos hechos desde una perspectiva literaria, vemos que
no siempre la realidad termina por parecerse a la literatura. Puede suceder lo
contrario, y es la realidad la que aprende de la literatura, y hallamos el
camino como si dijéramos en sentido inverso a lo planteado por la ficción;
oímos una voz que, entre líneas, nos pone sobre aviso, y no deja de alertarnos
acerca de lo que pretendemos llevar a cabo y sus posibles riesgos. Pero solo un
buen lector alcanza a comprender el significado o algunos de los múltiples
sentidos presentes en un texto. En palabras de Saramago, no podíamos enredarnos
con la entrega del elefante, o para decirlo en nuestro lenguaje: no podíamos
dejar de lado la construcción de nuestro futuro académico.
Ahora, en retrospectiva, vemos cómo el esfuerzo y participación conjunta
permitieron definir y consolidar nuestro nuevo Plan de Desarrollo 2013-2017, cuyas
características fundamentales vale la pena resaltar:
1.
Es el resultado de un ejercicio de construcción participativa.
2.
Tiene la mirada puesta en lo que es posible realizar.
3.
Es afín a la visión institucional 2017, como aparece formulada en el
Proyecto Educativo Bonaventuriano.
4.
Su referente externo lo constituyen los doce factores de calidad del
Consejo Nacional de Acreditación (CNA) para la acreditación, como indicadores
en nuestro camino a la excelencia.
Hago entrega a ustedes del PDI 2013-2017 junto con mi reconocimiento a
todos aquellos que hicieron posible el logro de este objetivo y quienes a su
vez fueron lectores atentos de una realidad que es posible transformar. Espero
que lo reciban como un plan de vida colectivo –ya que es prácticamente
imposible disociar radicalmente nuestra vida personal de nuestro trabajo–, lo
interioricen y lo conviertan en un documento de permanente consulta o
referencia para las decisiones académicas y administrativas. Que sea parte de sus
retos y de sus sueños.
Para terminar, me gustaría traer a colación una cita de Zygmunt Bauman
contenida en su libro El arte de la vida.
Quizá esta contribuya a ilustrar lo que trato de expresar, y el sentido de
cuanto deseamos alcanzar:
“Nuestra vida, tanto si lo sabemos como si
no, y tanto si nos gusta esta noticia como si la lamentamos, es una obra de
arte. Para vivir nuestra vida como lo requiere el arte de vivir, como los
artistas de cualquier arte, debemos plantearnos retos que sean (al menos en el
momento de establecerlos) difíciles de conseguir a bocajarro. Debemos escoger
objetivos que estén (al menos en el momento de su elección) mucho más allá de
nuestro alcance y unos niveles de excelencia que parezcan estar tozuda e
insultantemente muy por encima de nuestra capacidad (al menos de la que ya
poseemos) en todo lo que hacemos y podemos hacer”.
Fray Álvaro Cepeda van Houten. OFM
Rector Universidad de San Buenaventura Cali
Agosto de 2013
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