Saludo fraterno a todos mis hermanos en fe y a mis estimados colaboradores de nuestra universidad.
Recuerdo que el 22 de agosto de 2008, en mi discurso de posesión como
Rector de la seccional Cali, luego de agradecer al padre Canciller, Fray
Fernando Garzón, OFM –lamentablemente ya fallecido– y al gobierno de la
Provincia de la Santa Fe por haberme escogido para este cargo, los invité a
todos y cada uno de ustedes a que “(…) nos dispusiéramos a desarrollar un
modelo apasionante de Universidad. Un proyecto enfocado en un concepto muy
activo y ambicioso de calidad centrado en la docencia y en la investigación”.
La mayor parte de los compromisos expresados aquel día se han cumplido,
lo que nos ha convertido en una Universidad de primera opción en la ciudad y en
la región. Debo confesar que no fue una tarea fácil; sin embargo, gracias a
Dios, conté con un equipo maravilloso de compañeros que no me permitió cejar en
ningún momento.
Hoy, 11 de abril de 2012, mi sueño de lo que debe ser la Universidad de
San Buenaventura Cali es el mismo: construir una universidad con dos derroteros
bien definidos y connaturales: por una parte, el fortalecimiento de la
investigación, un componente central en la educación superior de alta calidad
y, por otra parte, continuar con el fortalecimiento permanente de nuestros
estudiantes en el campo de la formación humanística, característica fundamental
de una institución que se autodefine como católica y franciscana.
Evidentemente, dicha filosofía siempre estará de cara al país y al mundo. Una
respuesta a las necesidades de nuestra sociedad cada vez más injusta y
alienante, donde la condición humana por momentos pareciera ponerse en duda.
Junto a la investigación y a la alta calidad van unidos otros
componentes fundamentales y que forman parte de mis nuevos compromisos: la
innovación, asociada a la capacidad creativa; la formación en el pensamiento
crítico, que nos protege de la perniciosa epidemia del saber obsoleto y
alienante; la internacionalización, que se concretiza en convenios de
movilidad, doble titulación, participación en redes de investigación,
publicación en revistas indexadas, nacionales y extranjeras; y, por último, y
no por eso lo menos importante, la consolidación de nuestra política de
cualificación docente, de manera que podamos responder a los nuevos parámetros
de calidad, tanto nacionales como internacionales. Sólo así podremos alcanzar
la visión 2017 que quedó plasmada en nuestro Proyecto Educativo Bonaventuriano
y que todos conocemos de memoria.
Todos estos compromisos que acabo de expresar ya están recogidos en los
cinco temas estratégicos de nuestro “Plan de Desarrollo Institucional
2013-2017”, y que casualmente presentaremos para su aprobación al Consejo de
Gobierno que debe comenzar en un par de horas. Es un Plan de Desarrollo creado
con la participación de todos y donde se hace evidente, desde su misma
concepción, el nuevo “Sistema Integrado de Gestión” que hemos adoptado desde
hace tres años.
Hoy, como ayer, necesito de todos ustedes mis compañeros bonaventurianos
para realizar estas tareas. Les pido que no me dejen desfallecer ante las
adversidades y dificultades que seguramente serán muchas y que cada uno de
ustedes se comprometa de corazón a dar lo mejor de sí desde su lugar de
trabajo.
Recuerden aquella frase que una vez les dije: “Lo hice, porque nadie me
dijo que era imposible”. Es decir, todo nos es posible siempre y cuando
asumamos nuestras tareas de forma apasionada y disciplinada. Y, porque no, vale
la pena reiterarlo, asumir estos compromisos crítica y proactivamente.
Quiero finalizar agradeciendo a fray Mario Wilson Ramos Novoa, OFM,
Canciller de la Universidad de San Buenaventura, y al gobierno de la Provincia
Franciscana de la Santa Fe, el haber nuevamente depositado en mí su confianza
para continuar al frente de esta seccional. Haré todo lo que esté a mi alcance
para no defraudarlos.
A mi hermano en el ministerio y en la fe, fray Juan de la Cruz
Castellanos, OFM, mi brazo derecho en la Secretaría de la Universidad, sólo
quiero ofrecerle mi apoyo y desde ya agradecerle por su colaboración y
compromiso para que nuestra tarea llegue a feliz término.
Muchas gracias.
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