Apreciados invitados de honor:
Fray Hernando Arias Rodríguez, OFM, Rector General de la Universidad de
San Buenaventura.
Fray Pablo Castillo Nova, OFM, Rector de la Universidad de San
Buenaventura Bogotá.
Doctor Mariano Narodowski, invitado internacional de Argentina.
Miembros de la comunidad franciscana, rectores y vicerrectores de
universidades de la región, directivos académicos, decanos, estudiantes, egresados,
profesores, investigadores amigos y amigas:
En nombre de la Universidad de San Buenaventura Cali agradezco su
presencia en este acto académico de lanzamiento del Doctorado en Educación,
programa que recoge nuestra experiencia y una tradición de más de cuarenta años
en la formación de educadores que centra todos nuestros procesos educativos en
el ser humano, tal como lo concibe el pensamiento de Francisco de Asís y lo
presenta el Proyecto Educativo Bonaventuriano, al considerar que:
La Universidad de San
Buenaventura, al asumir al ser humano y su realidad, trabaja en procesos de
formación que fortalecen las capacidades de las personas para lograr su
desempeño con visión holística y sinérgica, que permite comprender la
complejidad humana desde las diferentes formas de expresión y desde el campo
profesional o disciplinario. En sus procesos facilita y favorece la formación
para el desarrollo de las capacidades cognitivas, estéticas y espirituales; potencia
las acciones de pensar, de analizar, de aprender, de decidir, de actuar y de
sentir (PEB.
pp. 58-59).
Al ubicar lo humano como eje de todo proceso formativo, el doctorado
reconoce que quienes se formarán en él son personas con un saber acumulado
fruto de sus esfuerzos individuales y de sus experiencias investigativas, el
cual, con toda seguridad, complementarán en nuestra alma máter con el
propósito de consolidarse como pensadores críticos, actores e investigadores
comprometidos con el campo de la educación.
Guillermo de Ockham, pionero
del método científico y del humanismo
moderno insistía –a propósito de
este compromiso con el conocimiento– en practicar una investigación
rigurosa y racional, centrada en la observación crítica de los fenómenos de la
naturaleza y en la condición humana.
Por ello, no es
fortuito recordar a este hermano franciscano que propuso hacer de la ciencia un
principio que permitiera comprender de forma clara, precisa y sencilla los
fenómenos sociales y físicos, motivado por una crisis de tipo antropológico y
sociológico que se presentó en su tiempo y que como creyente logró sortear
teológicamente. Su pensamiento nos resulta hoy totalmente pertinente, máxime
cuando es necesario responder con seriedad y crítica a una especulación fatua y
sin sentido de lo humano que ronda nuestra sociedad y que por momentos amenaza
con destruirlo todo.
Darle vida pública a un programa doctoral es una síntesis que representa
lo mejor de nuestros saberes sobre la formación del ser humano, su
contextualización y su horizonte de futuro. Por cierto, saber formar a ese ser
humano es un arte por cuanto implica interpretar su sentido de existencia y su
razón de ser en este mundo que amenaza caer bajo el dominio del dios dinero y
de los totalitarismos de todo tipo. Actualmente, podemos afirmar con Martha Nussbaum que el
pensamiento crítico y la formación humanista contribuyen a formar personas
comprometidas con la idea de democracia y de respeto hacia el otro, como ya lo
había expresado Francisco de Asís hace ochocientos años.
Nussbaum expone con
vehemencia la importancia de ponerse en el lugar del otro, de comprender sus
necesidades, sus deseos y sus expectativas como persona humana y nos invita a
defender y propiciar espacios para fortalecer una enseñanza centrada en la
compresión, elemento clave en la concepción moderna de una educación para la
democracia y comprometida con el pensamiento crítico.
La educación como práctica, discurso, saber, disciplina o ciencia, forma
parte de un entramado de saberes cuyo principio y fin es el ser humano. Es
decir, si la sociedad produce a los sujetos y los sujetos producen la
sociedad, entonces la educación es producto de la humanización. Como en efecto
está claro para los teóricos de la antropología cultural y de la educación y
vale la pena afirmarlo, en consonancia con la filosofía humanista y las teologías
modernas.
En este sentido, uno de los propósitos que nos hemos
planteado con este doctorado es contribuir a la formación de doctorandos como pensadores críticos, pero a la vez
propositivos; como investigadores consumados e irreverentes frente a la mediocridad
que nos atosiga y uniforma y como actores y protagonistas de las soluciones a
los problemas que aquejan a la educación en diferentes contextos.
Esto nos permitirá leer,
interpretar y orientar cambios éticos y humanistas en el sujeto y en las
subjetividades de profesores, estudiantes, directivos y entes de la política
pública, en busca de una verdad que se lee, al modo de Edgar
Morín, como una “ciencia con conciencia”, para generar nuevo conocimiento en
aras del desarrollo de nuestra sociedad.
La experiencia de la Maestría en Educación:
Desarrollo Humano, con más de once cohortes, nos ha demostrado que para el
Valle del Cauca, el Cauca, Nariño y Quindío es una opción valiosa de desarrollo
humano. Por tal razón, el Doctorado en Educación se articula con ella para
proponer un sistema de formación avanzada que integre las facultades de
Educación, Psicología e Ingeniería en un modelo pionero de formación
interdisciplinar. La evidencia se palpa en la participación que los grupos de
investigación de dichas facultades han desarrollado para hacer posible lo que
hace tres años atrás era una utopía: un programa doctoral interdisciplinar.
Esta interdisciplinariedad se observa en los tres
énfasis de profundización con los cuales cuenta el doctorado y gracias al
trabajo colaborativo entre los grupos de investigación Educación y Desarrollo Humano y Estéticas
Urbanas y Socialidades, se abre un nicho temático en pensamiento pedagógico
latinoamericano en el primer énfasis del doctorado denominado Estudios Culturales y Pensamiento Pedagógico.
Igualmente, el grupo de
investigación Alta Dirección, Humanidades
y el Educar-se, en alianza con el grupo Evaluación
y Calidad de la Educación, problematiza el segundo énfasis del doctorado
denominado La evaluación en
organizaciones y sujetos educativos desde una perspectiva humanista,
superando así las tecnocracias de la medición de la calidad por los procesos
académicos alternativos y críticos.
Finalmente, aparece el tercer énfasis: Entornos virtuales de aprendizaje, que
nos señala que la cognición, la educación, la socialización y el aprendizaje
están presentes cada vez más en las mediaciones contemporáneas.
Como rector, daré todo mi apoyo para que este
programa sea un éxito en su realización y cuente con los mejores recursos para
seguir posicionando nuestra Universidad como una de las mejores opciones
formativas de la región. Un compromiso que, estoy seguro, asumirá cada uno de
los miembros de la comunidad bonaventuriana que reconocen en este doctorado un
punto de llegada que nos abre a nuevos retos.
Así mismo, estoy seguro de que este doctorado
contribuirá a la generación de un conocimiento que le aporte al desarrollo
regional, nacional e internacional en todos los campos del saber relacionados
con la educación.
Para terminar, quiero agradecer de una manera muy
especial a todas las personas que desde diferentes frentes trabajaron en la
elaboración de este programa y permitieron que hoy estemos reunidos para
ofrecerle al país esta nueva opción formativa a nivel doctoral.
A todos ustedes que nos acompañan, mi sentimiento de
gratitud y el deseo firme para que lo sigan haciendo en esta tarea de
vislumbrar nuevas propuestas formativas de alto nivel para la región y el país.
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