Posesión de fray Álvaro Cepeda van Houten, OFM, como Rector de la Universidad de San Buenaventura Cali
El motivo que nos reúne en este lugar es un motivo académico. La Universidad
de San Buenaventura Cali celebra la llegada de fray Álvaro Cepeda van Houten,
OFM, como su nuevo rector. Fray Álvaro, permítame expresarle el convencimiento
que tiene la Provincia Franciscana de la Santa Fé de Colombia de saberlo entre
sus hijos que, con suficiente formación académica y denotada experiencia
formativa, comparten con ella la opción de servir a la sociedad y a las
ciencias, en el ministerio evangelizador que tenemos desde la educación
superior.
Apreciado fray Álvaro: la Congregación para la Educación Católica, en su
documento La escuela católica en los
umbrales del tercer milenio, manifiesta que “en los umbrales del tercer milenio la educación y la escuela
católicas se encuentran ante desafíos nuevos lanzados por los contextos sociocultural
y político”. Todos nosotros tenemos claridad sobre estos nuevos retos y
desafíos.
Los rápidos cambios estructurales, las profundas innovaciones técnicas y
la globalización de la economía, repercuten en la vida del hombre de cualquier
parte de la Tierra. Nuestros pueblos, contrariamente al deseo de algunos
gobernantes de constatar perspectivas de desarrollo, asisten al incremento
acelerado de la diferencia entre sociedades ricas y pobres y a masivas
migraciones de hombres y mujeres hacia los más desarrollados. Hoy no podemos
vivir sin tener en cuenta fenómenos como la multiculturalidad o las sociedades
cada vez es más plurirraciales, pluriétnicas y plurirreligiosas. Ya de estos ámbitos
hemos discutido ampliamente cuando en años anteriores usted fuera mi orientador
y compañero de ruta. Gracias, fray Álvaro, por todo aquello que con su
enseñanza me permite hoy saberme hombre de academia.
Muchos autores han escrito sobre los problemas de la educación superior
que, dicho sea de paso, están vinculados a los problemas de la sociedad; nada
de lo que acontece en ella es ajeno a la universidad. El drama de la extrema
pobreza y del hambre, los conflictos, las guerras y la degradación permanente
de nuestras ciudades, no permiten la concreción de proyectos formativos y
educativos. En algunas partes del mundo, los propios gobiernos obstaculizan –cuando
no impiden de hecho– la acción de la educación superior a pesar del progreso de
ideas y prácticas democráticas y de una mayor sensibilización por los derechos
humanos.
Para desgracia de quienes colaboramos en la educación superior, (usted,
fray Álvaro, desde hace varios años), esta instancia se arrastra hacia el mundo
del mercado. Los diseños educativos no son neutros y por ello afectan la
cultura de los pueblos. Los tratados de libre comercio consideran la educación
superior como un producto de consumo. Usted, apreciado hermano, deberá
enfrentar dos problemas que, a mi entender, afectan significativamente el
perfil y el funcionamiento de las universidades. En primer lugar, la tendencia
a la comercialización y globalización exagerada de la educación superior, que
pasaría a ser considerada una mercancía más. Y en segundo lugar, la disminución sistemática de la autonomía
universitaria.
La educación en
cualquiera de sus niveles, enfatiza en la dimensión integral que debe aparecer
en sus componentes. Es verdad: ninguno de nosotros puede decir que la
investigación, la docencia, la proyección social y el bienestar no son
elementos constitutivos de la obra universitaria bonaventuriana. Pero, ¿cómo
hacer de ello una unidad? ¿Cómo hacer de ello una visión integral? ¿De qué modo
enriquecer a los demás con los valores perennes?
Fray Álvaro, para hacer
una reflexión profunda acerca de la formación integral y el perfil de
formación, usted y su equipo de trabajo deberán enfrentar interrogantes como
los siguientes: ¿Tiene la Universidad de San Buenaventura Cali, una misión
educativa fundamentada y orientada únicamente a la formación científica
profesional? O, por el contrario, ¿abarca también una formación integral? ¿Qué
cualidades y potencialidades debe desarrollar el estudiante para considerar que
ha alcanzado una formación integral? ¿Qué significado se les asigna a cada una
de las dimensiones del ser humano que se deben formar en nuestra Institución? ¿Con
qué contenido cognoscitivo y mediante qué prácticas pedagógicas es posible
inducir una formación integral, que a la vez trascienda las fronteras de las
diversas profesiones?
Estos
interrogantes pueden suscitar investigaciones teóricas, estudios de casos,
etc., que contribuyen a generar nuevo y valioso conocimiento sobre la formación
en el nivel de la educación superior y para lo superior. Ser rector, entonces, es
ser un instrumento de análisis y reflexión. Fray Álvaro, declare usted a su
comunidad bonaventuriana en seminario permanente de análisis y estudio. Esta
universidad, bajo su orientación y guía, reflexionará sobre los conceptos de
hombre, de cultura, de ciencia, de técnica y tecnología para encontrarle pleno
sentido al concepto de formación integral.
Esta universidad
de San Buenaventura, al empeñarse en promover al hombre integral, lo hace
obedeciendo a la solicitud de la Iglesia, consciente de que todos los valores
humanos encuentran su plena realización y también su unidad, en Cristo. Este
conocimiento manifiesta que la persona ocupa el centro del proyecto educativo
de la escuela católica, refuerza su compromiso educativo y la hace idónea para
formar personalidades fuertes. La síntesis entre cultura y fe es una labor
cotidiana para nosotros. En efecto, el saber, considerado en la perspectiva de
la fe, llega a ser sabiduría y visión de vida y nuestra labor académica es, en
palabras de San Buenaventura, un itinerario de la mente hacia Dios.
Sin embargo,
apreciado fray Álvaro, debemos proclamarlo en este acto. El estilo franciscano
es característico. Se trata de la pedagogía de la cercanía, del caminar juntos,
del acercarse a quien camina con nosotros. Se fortalece la relación personal en
la que educadores y educandos, administrativos y académicos, viven una
específica vocación de búsqueda de la sabiduría.
Reciba, entonces, fray
Álvaro, estos administrativos, compañeros de ruta. Reciba estos docentes,
facilitadores de un proyecto educativo. Reciba estos estudiantes, razón de ser
de su caminar.
Buen viento y
buena mar.
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