No
recuerdo haberme sentido tan honrado antes como hoy lo he sido. La distinción
de ser el rector de esta seccional es un privilegio que agradezco a Dios y al provincial
de la Comunidad Franciscana, fray Fernando Garzón Ramírez.
Tampoco
puedo dejar de agradecer a fray Pablo Castillo y a fray Benjamín Soto la
gestión que llevaron a cabo para que la Universidad de San Buenaventura Cali se
mantuviera como una institución líder en educación superior en el Valle del
Cauca. Este agradecimiento es extensivo a todo el equipo que los acompañó y,
por supuesto, a toda la comunidad universitaria.
En nuestra institución, el cambio de rector no
significa un cambio de rumbo. Mucho antes de que existiera el Proyecto
Educativo Bonaventuriano, los fundadores de nuestra alma máter trazaron un
camino claro y certero orientado por un ideario reconocido en nuestros días no
solo en Cali y el Valle del Cauca, sino en todo el país, razón por la cual esta
administración no estará muy alejada de las anteriores.
Acepté con gratitud la honrosa invitación que me
hiciera el Provincial de asumir este cargo por dos motivos. En primer lugar,
porque no le puedo decir no a mi superior (es una broma). En realidad, no pude
negarme porque soy un convencido de que la educación es la clave suprema del
progreso nacional y porque comparto plenamente el Proyecto Educativo Bonaventuriano.
Por estos motivos, trabajaremos en la vía de diversificar los programas
académicos, revisar los planes de estudio y propiciar programas que respondan a
las necesidades de los vallecaucanos. Los bonaventurianos nunca nos hemos
sentido satisfechos con la mera concepción de que nuestros lugares en la
universidad es solo ocupar centros de estudio. Claramente está expresado en el
PEB: la Universidad es un centro de vida y no solo una casa del saber. En este
sentido, seguiremos formando líderes para quienes la responsabilidad social no
sea simplemente un adorno marginal sino una obligación fundamental. Líderes que
trabajen no solo por Cali y el Valle del Cauca sino por Colombia.
Los invito a que desarrollemos un modelo
apasionante de Universidad; un proyecto enfocado en un concepto activo y
ambicioso, de calidad y centrado en la enseñanza y la investigación.
Paso ahora a compartir con ustedes de manera
resumida, algunas otras razones por las cuales confío en el maravilloso poder
transformador de la educación. Creo que los maestros pueden y deben ser los
principales agentes de cambio positivo en nuestra sociedad; creo en la búsqueda
de soluciones a los problemas a través del diálogo; creo que los académicos
deben ser escuchados y ellos a su vez deben aumentar la cantidad y la calidad
de sus propuestas. Creo que la Universidad de San Buenaventura Cali tiene la
obligación de ofrecer planes de estudio que respondan eficazmente a las
necesidades de nuestras realidades y que la investigación se enfoque en asuntos
de aplicación práctica en nuestro medio.
Creo en una sólida formación humanística como base
y complemento de una rigurosa formación técnica, porque si no cultivamos otras
dimensiones del cerebro y del alma, empobreceremos nuestra capacidad de imaginación
profesional y de paso nuestra facultad de alcanzar la felicidad personal.
Estoy convencido de que solo a través de la educación podremos sortear con éxito los enormes desafíos que nos impone la miseria, la destrucción del medio ambiente, el tráfico y el consumo de drogas, el terrorismo, las epidemias, la violación de los derechos humanos, los grandes conflictos políticos, sociales y religiosos, los abusos, la ausencia de democracia y los inhumanos desplazamientos de millones de compatriotas que huyen de la violencia y del hambre.
Es muy importante para mí que ustedes sepan hoy que
creo en los jóvenes, en la perfectibilidad del hombre, en el ser humano y en su
capacidad de construcción, en su inteligencia, en su disciplina y en su deseo
de servir al país.
Le pido a Dios que nos ilumine a todos los que
tenemos la inmensa responsabilidad de educar a los jóvenes de Colombia. En
todos los escenarios de la historia y en medio de muchas tensiones, la
Universidad se ha constituido en un agente de cambio social. Las generaciones
presentes y futuras esperan que la Universidad, fiel a su naturaleza, produzca
los cambios que la sociedad requiere para construir una colectividad más justa,
pacífica y solidaria.
Pero alcanzar este objetivo es imposible sin lograr
avances en investigación, es decir, en nuevos conocimientos y para conseguirlo
debemos propiciar ambientes de debate académico entre las diferentes
disciplinas. Hoy, la investigación se mide con parámetros y metodologías
internacionales que nos obligan a producir con calidad, la única manera factible
de visibilizarnos ante Colciencias y ante la comunidad científica internacional.
Este es un momento intensamente universitario y
como universitario que soy, termino este primer encuentro con ustedes parafraseando
una canción latinoamericana que comienza diciendo: “Te convido a creerme cuando
digo futuro”.
Muchas gracias por acompañarme en esta construcción
corporativa.
Fray Álvaro Cepeda van Houten, OFM.
Rector
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