Mensaje del padre Rector (agenda institucional)



Al iniciar la segunda década del siglo XXI, un nuevo año llega a nuestras vidas. Y la familia bonaventuriana lo recibe con renovados ímpetus y con fundadas esperanzas de paz y de bien. En cada hogar un espíritu de amor y armonía resume los sentimientos de todos los vallecaucanos y nos impulsa a trabajar y a estudiar con tesón, a dar y compartir amor, a levantar las banderas de la comprensión y el respeto por los demás, a construir los cimientos inquebrantables de una sociedad más justa, más libre y más equitativa. Una sociedad de hermanos, donde sea mucho más fácil pedir y dar perdón.
El 2010 es un año de felices aniversarios y celebraciones. Por una parte el bicentenario del súbito despertar del pueblo colombiano en defensa de su soberana voluntad, aquel 20 de julio de 1810 que marca el inicio de nuestra Independencia. Al cumplirse estos primeros 200 años, debemos una vez más renovar los votos de libertad y soberanía que solamente pueden cimentarse en el progreso, el desarrollo y la educación del pueblo en el marco de un Estado de Derecho.
También en este año la Universidad de San Buenaventura Cali cumple 40 años de intensa actividad académica. Nuestra institución comenzó a funcionar en esta ciudad un 24 de agosto de 1970. Contaba entonces con tres facultades: Derecho, Contaduría y Educación. Su primera sede fue el antiguo Convento de San Joaquín, conocido como Convento de San Francisco, terminado de construir en 1764, en pleno centro de la ciudad de Santiago de Cali. En 1973, ya consolidada en el Valle del Cauca como entidad líder en altos estudios, la Universidad se trasladó a la bella sede de La Umbría, en la que actualmente funciona.
En este nuevo año concluyen también las celebraciones de los ochocientos años de la Orden Franciscana, continuadora de la misión de amor de Francisco de Asís y su opción indeclinable por los desprotegidos y los necesitados. Y en este nuevo año corresponde recordar aquellas palabras que dijo Juan Pablo II sobre el santo: “El hombre de hoy necesita la fe, la esperanza y la caridad de Francisco, necesita la alegría que brota de la pobreza de espíritu, esto es, de una libertad interior”.
Recibamos el nuevo año con alegría, porque la alegría es sanadora y positiva: recibamos al prójimo con amor, porque el amor se multiplica y construye; recibamos la fe con los brazos abiertos, porque la fe traspasa todas las barreras y nos ayuda a vivir con la bella esperanza de mejorar al mundo.

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