La investigación humanística en la universidad actual



Desde el siglo XIX las universidades se abrieron a las nuevas ciencias naturales como consecuencia la aparición de las profesiones liberales y la fragmentación de las ciencias. Las matemáticas crearon su propio campo profesional, de la mano de la física y de la química. La filosofía también se fragmentó y se consolidaron las ciencias sociales: historia, economía, sociología, antropología, psicología y pedagogía.

Las consecuencias de la división del conocimiento están comenzando a percibirse: la naturaleza le cobra al hombre moderno su descuido y falta de visión holística. De igual modo, la actual crisis de la condición humana evidencia que el hombre, al fragmentar el conocimiento en disciplinas para estudiar su propia realidad, se forjó así mismo una esquizofrenia que no le permite resolverla de forma integral (interdisciplinar).

Hoy, a pesar del abundante material, hay pobreza de espíritu. Hay desarrollo, pero acompañado del calentamiento de la tierra y de la exclusión de millones de seres humanos.  

Ante este panorama global de crisis ambiental, económica y humana, nuestras universidades están obligadas a pensar en posibles respuestas o soluciones que disminuyan el impacto que estos problemas pueden traer para el futuro de la humanidad. Aunque las soluciones no pueden ser parciales pues se corre el riesgo de agudizar el desequilibrio global. Así lo concluyó la Global University Network for Innovation, que en su IV Conferencia Internacional sobre Educación Superior, expresó que las universidades en el siglo XXI tienen la misión de:

-     Buscar el equilibrio entre el desarrollo y la solución de los problemas sociales y económicos de las personas y las sociedades.

-     Revalorizar la diversidad de misiones institucionales para superar las actuales tendencias homogeneizadoras que imponen los sistemas de clasificación y rankings internacionales y que limitan las acciones localmente pertinentes.

-     Revisar el rol que juega hoy la educación superior en la sociedad, preguntándose si el conocimiento que se genera mediante la investigación contribuye a dar respuestas a los problemas actuales de la humanidad.

Las políticas estatales en Colombia parecen ir en sentido contrario. Por medio de la transformación de Colciencias en departamento administrativo (Ley 1286 de 2009) se busca fortalecer la investigación para lograr un modelo productivo sustentado en la ciencia y la tecnología. Al leer todo el articulado, es innegable la insistencia en que la investigación “debe incrementar la productividad y la competitividad que requiere el aparato productivo nacional”.

Es necesario reiterar, entonces, que las universidades no pueden dejarse presionar para que sólo concentren sus esfuerzos en investigaciones o programas académicos centrados en los desarrollos tecnológicos y que tienden a poner en un segundo plano el componente humanista. Es evidente que la actual incertidumbre mundial por los cambios climáticos y la crisis económica y social, obligan a que el conocimiento sea holístico y esté basado en la ética humanista, que es lo que distingue la pedagogía franciscana que se sigue en la Universidad de San Buenaventura.

Fray Alvaro Cepeda van Houten, OFM.
Rector de la Universidad de San Buenaventura Cali.

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