Directrices generales para la educación franciscana



La orden franciscana, presente con su obra evangelizadora y educativa en los cinco continentes, presentó en el 2009 el documento Id y enseñad, que contiene las nuevas directrices generales para la educación franciscana.

El documento parte del concepto que ha mantenido la Orden durante ochocientos años sobre la educación como plataforma fundamental y privilegiada de evangelización y se enfoca hacia una urgente y necesaria revisión de la visión antropológica y pedagógica franciscana frente a los signos evidentes de un cambio de época “caracterizado, principalmente, por los fenómenos de la globalización, el urbanismo, las nuevas relaciones familiares y sociales y por la gestación y afirmación de una nueva ética”.

La visión antropológica se mantiene: “La persona se revela no como un ser solitario, autosuficiente o absoluto, sino como un centro o un núcleo de relaciones con el mundo, con los hombres, con el Trascendente y consigo mismo”, relaciones que interactúan y se integran para posibilitar el crecimiento humano en estos tiempos cambiantes. Ello nos plantea, como institución educativa franciscana, el reto de ser osados y ensayar nuevos caminos sin dejar de ser fieles al patrimonio histórico de los pensadores franciscanos y al evangelio de Jesucristo.

Por el contrario, la visión pedagógica se amplía y una de las tareas es conciliar los intereses particulares de los sujetos con las exigencias del mundo familiar y social.

Hasta hace unas pocas décadas había una cierta unanimidad entre los valores sociales, familiares y los que se transmitían en las instituciones educativas. Pero, últimamente, debido al cambio de época, se ha producido una confrontación entre ellos. Para lograr una nueva armonía es necesario que la familia, la sociedad y las instituciones educativas asuman sus respectivos roles y funciones (Id y enseñad).

Esto impone un trabajo en red. “De aquí se infiere que nuestros centros educativos no han de quedarse en la concepción escuela-institución, sino que deben dar un paso hacia la visión de escuela-comunidad educativa”.

Por ello, nuestro proyecto pedagógico franciscano, que considera al educando como sujeto-protagonista de su misión educativa y lo impele desde su ingreso a la institución a construir un proyecto de vida que le ayude a encontrar el sentido radical de su existencia y a interiorizar los valores correspondientes, está orientado a la formación de toda la comunidad educativa (docentes, empleados y directivos) “para promover un clima de mutua aceptación y respeto, favorecer la participación activa de los diversos agentes o sujetos de la educación, compartir responsabilidades, valorar las personas y los roles y asumir los cargos como un servicio”.

De esta manera, los desafíos sociales, políticos, económicos, culturales y religiosos de la actualidad constituyen el contexto propicio donde se encarnan los valores humanos, cristianos y franciscanos recogidos en los nuevos proyectos educativos institucionales.

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