Palabras de lanzamiento del Doctorado en Educación Julio 30 de 2013

Apreciados invitados de honor:

Fray Hernando Arias Rodríguez, OFM, Rector General de la Universidad de San Buenaventura. 

Fray Pablo Castillo Nova, OFM, Rector de la Universidad de San Buenaventura Bogotá.

Doctor Mariano Narodowski, invitado internacional de Argentina.

Miembros de la comunidad franciscana, rectores y vicerrectores de universidades de la región, directivos académicos, decanos, estudiantes, egresados, profesores, investigadores amigos y amigas:

En nombre de la Universidad de San Buenaventura Cali agradezco su presencia en este acto académico de lanzamiento del Doctorado en Educación, programa que recoge nuestra experiencia y una tradición de más de cuarenta años en la formación de educadores que centra todos nuestros procesos educativos en el ser humano, tal como lo concibe el pensamiento de Francisco de Asís y lo presenta el Proyecto Educativo Bonaventuriano, al considerar que:

La Universidad de San Buenaventura, al asumir al ser humano y su realidad, trabaja en procesos de formación que fortalecen las capacidades de las personas para lograr su desempeño con visión holística y sinérgica, que permite comprender la complejidad humana desde las diferentes formas de expresión y desde el campo profesional o disciplinario. En sus procesos facilita y favorece la formación para el desarrollo de las capacidades cognitivas, estéticas y espirituales; potencia las acciones de pensar, de analizar, de aprender, de decidir, de actuar y de sentir (PEB. pp. 58-59).

Al ubicar lo humano como eje de todo proceso formativo, el doctorado reconoce que quienes se formarán en él son personas con un saber acumulado fruto de sus esfuerzos individuales y de sus experiencias investigativas, el cual, con toda seguridad, complementarán en nuestra alma máter con el propósito de consolidarse como pensadores críticos, actores e investigadores comprometidos con el campo de la educación.

Guillermo de Ockham, pionero del método científico y del humanismo moderno insistía –a propósito de este compromiso con el conocimiento– en practicar una investigación rigurosa y racional, centrada en la observación crítica de los fenómenos de la naturaleza y en la condición humana.

Por ello, no es fortuito recordar a este hermano franciscano que propuso hacer de la ciencia un principio que permitiera comprender de forma clara, precisa y sencilla los fenómenos sociales y físicos, motivado por una crisis de tipo antropológico y sociológico que se presentó en su tiempo y que como creyente logró sortear teológicamente. Su pensamiento nos resulta hoy totalmente pertinente, máxime cuando es necesario responder con seriedad y crítica a una especulación fatua y sin sentido de lo humano que ronda nuestra sociedad y que por momentos amenaza con destruirlo todo.

Darle vida pública a un programa doctoral es una síntesis que representa lo mejor de nuestros saberes sobre la formación del ser humano, su contextualización y su horizonte de futuro. Por cierto, saber formar a ese ser humano es un arte por cuanto implica interpretar su sentido de existencia y su razón de ser en este mundo que amenaza caer bajo el dominio del dios dinero y de los totalitarismos de todo tipo. Actualmente, podemos afirmar con Martha Nussbaum que el pensamiento crítico y la formación humanista contribuyen a formar personas comprometidas con la idea de democracia y de respeto hacia el otro, como ya lo había expresado Francisco de Asís hace ochocientos años.

Nussbaum expone con vehemencia la importancia de ponerse en el lugar del otro, de comprender sus necesidades, sus deseos y sus expectativas como persona humana y nos invita a defender y propiciar espacios para fortalecer una enseñanza centrada en la compresión, elemento clave en la concepción moderna de una educación para la democracia y comprometida con el pensamiento crítico.

La educación como práctica, discurso, saber, disciplina o ciencia, forma parte de un entramado de saberes cuyo principio y fin es el ser humano. Es decir, si la sociedad produce a los sujetos y los sujetos producen la sociedad, entonces la educación es producto de la humanización. Como en efecto está claro para los teóricos de la antropología cultural y de la educación y vale la pena afirmarlo, en consonancia con la filosofía humanista y las teologías modernas.

En este sentido, uno de los propósitos que nos hemos planteado con este doctorado es contribuir a la formación de doctorandos como pensadores críticos, pero a la vez propositivos; como investigadores consumados e irreverentes frente a la mediocridad que nos atosiga y uniforma y como actores y protagonistas de las soluciones a los problemas que aquejan a la educación en diferentes contextos.

Esto nos permitirá leer, interpretar y orientar cambios éticos y humanistas en el sujeto y en las subjetividades de profesores, estudiantes, directivos y entes de la política pública, en busca de una verdad que se lee, al modo de Edgar Morín, como una “ciencia con conciencia”, para generar nuevo conocimiento en aras del desarrollo de nuestra sociedad.

La experiencia de la Maestría en Educación: Desarrollo Humano, con más de once cohortes, nos ha demostrado que para el Valle del Cauca, el Cauca, Nariño y Quindío es una opción valiosa de desarrollo humano. Por tal razón, el Doctorado en Educación se articula con ella para proponer un sistema de formación avanzada que integre las facultades de Educación, Psicología e Ingeniería en un modelo pionero de formación interdisciplinar. La evidencia se palpa en la participación que los grupos de investigación de dichas facultades han desarrollado para hacer posible lo que hace tres años atrás era una utopía: un programa doctoral interdisciplinar.

Esta interdisciplinariedad se observa en los tres énfasis de profundización con los cuales cuenta el doctorado y gracias al trabajo colaborativo entre los grupos de investigación Educación y Desarrollo Humano y Estéticas Urbanas y Socialidades, se abre un nicho temático en pensamiento pedagógico latinoamericano en el primer énfasis del doctorado denominado Estudios Culturales y Pensamiento Pedagógico.

Igualmente, el grupo de investigación Alta Dirección, Humanidades y el Educar-se, en alianza con el grupo Evaluación y Calidad de la Educación, problematiza el segundo énfasis del doctorado denominado La evaluación en organizaciones y sujetos educativos desde una perspectiva humanista, superando así las tecnocracias de la medición de la calidad por los procesos académicos alternativos y críticos.

Finalmente, aparece el tercer énfasis: Entornos virtuales de aprendizaje, que nos señala que la cognición, la educación, la socialización y el aprendizaje están presentes cada vez más en las mediaciones contemporáneas.

Como rector, daré todo mi apoyo para que este programa sea un éxito en su realización y cuente con los mejores recursos para seguir posicionando nuestra Universidad como una de las mejores opciones formativas de la región. Un compromiso que, estoy seguro, asumirá cada uno de los miembros de la comunidad bonaventuriana que reconocen en este doctorado un punto de llegada que nos abre a nuevos retos.

Así mismo, estoy seguro de que este doctorado contribuirá a la generación de un conocimiento que le aporte al desarrollo regional, nacional e internacional en todos los campos del saber relacionados con la educación.

Para terminar, quiero agradecer de una manera muy especial a todas las personas que desde diferentes frentes trabajaron en la elaboración de este programa y permitieron que hoy estemos reunidos para ofrecerle al país esta nueva opción formativa a nivel doctoral.

A todos ustedes que nos acompañan, mi sentimiento de gratitud y el deseo firme para que lo sigan haciendo en esta tarea de vislumbrar nuevas propuestas formativas de alto nivel para la región y el país.

Muchas gracias.

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